ENTREVISTA

Juan Luis Piqueras: "Hemos hecho casi de todo: eso es lo que ofrecemos y no vamos a parar"



María Gago.


En el corazón histórico de Córdoba, a pocos pasos de la Plaza de la Corredera, se encuentra La Inaudita. A simple vista, se trata de una librería de segunda mano al uso, con buenos fondos y precios asequibles, pero al traspasar sus puertas podemos descubrir que es mucho más que eso: libros - por supuesto -, arte, actividades culturales de diversa índole y vino reunen en este local a diferentes personalidades de la cultura de la ciudad, logrando configurar una atmósfera ecléctica que bien le ha valido convertirse en referente local en poco más de seis meses.

Juan Luis Piqueras (1973) es una de las caras visibles de La Inaudita. Se define a sí mismo como "nacido en Nueva Carteya, criado en Madrid, echado a perder en Sevilla y casado en Córdoba". Con esta carta de presentación nos recibe en el local del número 20 de la calle Rodríguez Marín, donde charlamos sobre el proyecto, las sinergias y la actividad cultural de una ciudad cada vez más viva.








En junio de 2023 abre sus puertas, en pleno corazón de Córdoba, La Inaudita. No se trata de una librería de segunda mano al uso, va más allá, ¿cómo la definiría?

 

La primera definición que hacemos siempre es que La Inaudita es una utopía a la que le hemos puesto coordenadas. Pretendemos que sea un buen lugar al que acudir, en el que estar y en el que ser. Cuando nosotros nos planteamos montar La Inaudita, pensamos en ella como un modelo de negocio, pero también pensamos desde el punto de vista del cliente; queríamos crear un sitio donde nosotros, si fuéramos clientes, estuviéramos a gusto. También pensamos en La Inaudita como un epicentro - como cuando tiras una piedra en un estanque - capaz de generar una onda expansiva que llega a más sitios, que trasciende esta sala hacia la calle, hacia la plaza y, si puede ser, con el tiempo, hacia la ciudad. Es un proyecto que mira mucho hacia afuera; un lugar capaz de conectar con gente que está ahí fuera haciendo otras cosas que tengan que ver con la creación, con la literatura, con la cultura en un amplio sentido: eso implica la agricultura, la tradición, el arte contemporáneo... Con todo aquello que tenga calidad. Porque no hacemos distinción entre alta y baja cultura; pensamos que las cosas son buenas o no lo son. Ese es nuestro criterio.

Es un espacio privado, es decir, La Inaudita es un comercio porque vende cosas. Todo lo que ves en aquí está en venta, casi hasta los socios [risas]. Esto se tiene que sostener a través de la venta. Somos muy conscientes de que el mundo funciona con monedas.

Funcionalmente, La Inaudita es una librería circular de segunda mano que funciona con donaciones, es una pequeña galería de arte, tiene un pequeño mostrador de degustación de productos gastronómicos, incluyendo vino y cerveza, tiene un escenario - donde estamos - donde contarle cosas al público.


¿Qué cosas?


Cosas que tengan calidad. Cosas que hace la gente que crea, que escribe, que produce. Aquí puedes presentar lo mismo un vino que un poema, una revista o las técnicas de poda del olivar; puedes hablar de cómo recuperar un viñedo o de un yacimiento arqueólogico.



Son ustedes tres socios: Elena Moreno, José Manuel Ruiz y usted, ¿qué funciones desempeña cada uno?

 

Elena Moreno preside La Inaudita. Es una mujer que lleva más de veinte años trabajando en la interpretación del patrimonio, en la cultura, coordina Flora, trabaja con el Palacio de Viana, lleva a cabo visitas y talleres culturales con diferentes entidades, es guía habilitada de la Mezquita y tiene una red de relaciones con gran parte del statu quo cultural de la ciudad.

José Manuel Ruiz es un ávido lector, es exarqueólogo, ha trabajo mucho tiempo en marketing digital, fundamentalmente en el sector inmobiliario.

Y yo soy exarqueólogo, he trabajado en desarrollo local, fui durante algún tiempo investigador en la Universidad, he llevado a cabo muchos negocios, algunos fallidos y otros no, y he dado servicio a terceros de consultoría estratégica.

Funcionalmente, Elena se encarga de toda la parte que tiene que ver con la galería, con el arte, porque ella tiene más criterio, lleva más tiempo trabajando en el tema de las exposiciones. Pepe se encarga mucho más de la parte de la librería. Yo me encargo de la programación, del diseño de la comunicación... y de la barra [risas]. Todo esto es permeable, somos tres socios, esto es una cooperativa, un sistema democrático de funcionamiento y los tres somos empleados de La Inaudita y, a la vez, somos directivos de La Inaudita.





"La Inaudita es un proyecto que mira hacia afuera; un lugar capaz de conectar con gente que está haciendo otras cosas que tengan que ver con la creación, con la literatura y con la cultura en un amplio sentido"





¿Por qué libros de segunda mano en lugar de libros nuevos? ¿Por convicción ecológica o social o es una cuestión meramente comercial?

 

Es una mezcla de varias cuestiones. Primero, desde el punto de vista comercial, es fantástico porque como funcionamos a través de donaciones, el coste de adquisición del producto de venta es cero. Pero también hay un concepto detrás que estamos articulando en la asociación, que es reciclatura: la librería de segunda mano recicla libros a través de la venta con una serie de objetivos. El primero es que no terminen hechos pulpa de papel, pero el siguiente es que no haya un montón de buenas historias durmiendo el sueño de los justos en las estanterías de la gente. Poquito a poco vamos consiguiendo que el concepto de reciclatura o de librería circular tenga como contraposición, como si fuera una neurona espejo, muchas bibliotecas circulares de personas que vienen, nos compran y nos donan. Incluso algunos que nos vuelven a donar lo que nos han comprado porque creen en el proyecto. Yo entiendo el sentido que tiene tener una biblioteca porque yo tengo una en casa con muchos volúmenes, y al final es fetichismo. Pero desde el punto de vista funcional, llega un momento en el que ya no te caben más libros en casa y nosotros ofrecemos una solución antes de llegar al diogenismo [risas]. 

Entonces, ¿es una decisión comercial? Sí. ¿Es una decisión que tiene que ver con el reciclaje del papel? Sí. Pero sobre todo tiene que ver con el reciclaje de pensamiento. Una librería de novedades no tiene el fondo que nosotros tenemos aquí porque las novedades lo sepultan todo.

Cuentan ustedes con una pequeña galería de arte en el local, ¿qué tipo de artistas exponen y venden aquí sus obras? Es decir, ¿qué requisitos han de cumplir tanto las obras como los y las autores y autoras de las mismas para tener un lugar en La Inaudita?


El requisito es el mismo que hay para subirse a este sofá: calidad. No distinguimos aquí tampoco entre alta y baja cultura. Nuestra intención es que cualquier artista emergente que tenga calidad tenga la posibilidad de exponer y vender su obra, y que también el público en general en Córdoba pueda contar con exposiciones a la venta de artistas más consagrados. Es decir, nuestra intención es que aquí haya exposiciones de artistas con más nombre y de artistas emergentes.

Es una cuestión bastante compleja en la medida en que el arte contemporáneo es una cosa muy loca, porque la validación final es el mercado. La parte de la galería tiene esas complicaciones, pero nosotros vamos a resistir y a perseverar en ello porque pensamos que es necesario, que es parte nuclear del proyecto, y que es cuestión de tiempo que se establezcan las necesarias conexiones con el mercado como para que pueda operar como galería exitosa en cuanto a facturación. Y algo aprenderemos también de esos criterios que son ahora mismo todo dudas.




Han incorporado ustedes una vinoteca a un lugar ya de por sí peculiar. Hábleme de ella.


Bueno, un complemento necesario: el vino es cultura, sin más. El vino está en nuestra cultura. El vino es nuestra droga permitida. Además, detrás de cada botella de vino hay todo un proceso que debe de valorarse porque detrás de cada vino hay un viticultor, hay unas viñas, hay una tierra en un mundo que tiene que permanecer como parte de nuestra civilización y que tiene que permanecer en cercanía y en media distancia. Por eso tenemos vino de muchas denominaciones de origen. El sector primario es cultura fundamental, y nuestra manera de vincular el sector primario a la cultura es a través del vino, no solamente del que vendemos, sino también del que se puede presentar aquí en los agrosaraos.




En La inaudita tienen lugar actividades culturales como presentaciones de libros, lecturas poéticas o conciertos. En algunos de estos eventos colabora la Universidad de Córdoba. En la práctica, ¿cómo se ejecutan este tipo de colaboraciones público-privadas?


Privado-públicas. Nosotros somos espacio privado. Nosotros programamos según nuestro criterio, exclusivamente bajo nuestro criterio. Procuramos hacerlo lo mejor que sabemos y que podemos. Además pensamos que el dinero público es de todos y que la intervención en estas colaboraciones de las entidades públicas debe ser subsidiaria totalmente. Es decir, apoyar donde no puede llegar el sector privado por sí mismo, pero sobre una acción que ya es privada en su origen. No negamos que las entidades públicas tengan competencias y deban ser actores en la cultura, lo que planteamos es que en nuestras colaboraciones con las entidades públicas la aportación privada sea más de la mitad del cómputo global. De hecho, nosotros seguimos empujando para que la Administración Pública funcione subsidiariamente y además sirva como palanca para llegar a inversores privados más grandes. Pensamos que esa labor es mucho más beneficiosa para el privado que programa, para la calidad del producto, para el proceso de justificación... Para todo. Si nosotros planteáramos nuestra programación en función de las subvenciones públicas, seríamos dependientes de lo público, y lo que queremos es que ellos sean yonkis de lo que hacemos, que los dependientes sean ellos. Si queremos mantener el espíritu independiente de este espacio, nosotros tenemos que ser capaces de sacar adelante todo lo que hacemos prácticamente solos. Eso no quiere decir que no queramos colaborar; bienvenida sea la colaboración, siempre y cuando las riendas estén aquí. Entonces hay que buscar mecanismos para que la independencia de los espacios privados culturales como este no se vea minada por ir detrás del presupuesto público. La única manera de conseguirlo es a través del comercio, la venta; ser sostenibles económicamente.

En el caso de la Universidad de Córdoba, que nos planteas al principio de tu pregunta, la vecindad además de física es conceptual, llegaron en el minuto cero, les gustó el proyecto y el espacio de La Inaudita y firmamos un convenio marco de colaboración el 6 de septiembre de 2023 bajo el que desarrollamos múltiples actividades, en las que el peso de la programación tiene geometría variable, dependiendo del ciclo del que se trate y, sin duda, somos aliados en el objetivo de derribar barreras de acceso a la cultura.


En esta misma línea, cuando quieren encontrar y contactar con agentes culturales que desarrollen su actividad dentro de La Inaudita, ¿qué sistema usan?


Hay varias formas. Una, somos permeables. Escuchamos a todo el mundo. Por esa puerta entra mucha gente con talento. Cuando hay algo o alguien que nos gusta especialmente procuramos captarlo a través de la colaboración, a través de la propuesta de algún ciclo concreto. Ahora mismo tenemos, por ejemplo, La letra con vino entra, que es un ciclo de literatura de autores consagrados. Traemos uno al mes, desde octubre hasta junio. Ahí fuimos nosotros a buscar al escritor, Mario Cuenca; lo conocíamos y le hicimos la propuesta, se tasaron sus honorarios y llegamos a un acuerdo.

En el caso de Somos de letras, que es un ciclo semanal continuo, Victoria García nos expresó sus inquietudes, nos gustó mucho su talento: tiene una calidad intelectual importante. De esa conexión nació este ciclo, en el que metemos una semana una presentación de un libro, otra semana un micro abierto de poesía, otra semana una conversación sobre historia del libro... Hemos buscado la financiación y tenemos un ciclo que funciona.

En el caso de los conciertos, hay un sponsor privado que dijo "voy a daros un empujoncito para los primeros conciertos, a ver cómo funcionan, a ver el formato qué tal", ha puesto una cantidad que nos cubre el coste de los artistas en las primeras sesiones y ya hemos visto que es viable, que el mercado lo va a financiar, así que seguiremos con ello. Entonces lo que hicimos fue buscar a un músico que lo dirija, porque nosotros no podemos ser el director, el guionista... En cada cosa que se hace tratamos de buscar a una persona que la dirija y cobre por hacerlo, que haya un criterio de alguien que sabe más que nosotros de lo que tiene entre manos.


¿De qué manera influye el entorno - están ustedes en pleno corazón de la ciudad - en el desarrollo de la actividad de La Inaudita? ¿Han logrado formar parte de la vida del casco antiguo, integrándose en sus peculiaridades demográficas, urbanísticas y turísticas?


Todas las ciudades tienen sus fronteras, sus barreras, sus querencias... El local está situado en un sitio precioso, en una calle que está a dos barreras del centro comercial de la ciudad. Hay dos fronteras: En Córdoba hay un público que no baja de las Tendillas ni siquiera a Capitulares, y otro público que no baja de Capitulares a la Corredera. Estamos en una zona extramuros de la vida comercial de la ciudad. Eso, como comercio, no mola. Pero estamos en pleno casco histórico, en el entorno del Plan especial de protección del bien de interés cultural Corredera, estamos en el centro de una de las ciudades más bellas del mundo y estamos en el sitio en el que tenemos que estar para hacer lo que tenemos que hacer. ¿Y qué es lo que tenemos que hacer? Programar para que esas barreras terminen siendo totalmente dinamitadas y dejen de existir. Nuestra intención respecto a eso es clara: son barreras díficiles de salvar pero no hay ninguna frontera que no se pueda cruzar. Entonces, si lo que hacemos aquí es lo suficientemente bueno como para que el que no baja nunca tenga interés en bajar, pues ya bajará. De hecho, ya se está consiguiendo. Aquí hay gente que viene y que no cruzaría esas dos fronteras si no fuera por lo que estamos haciendo.




"Las barreras son díficiles de salvar pero no hay ninguna frontera que no se pueda cruzar"





¿Qué opinión le merece la vida cultural actual de Córdoba? Es decir, ¿cuáles diría que son sus puntos fuertes y sus aspectos a mejorar?


Córdoba, últimamente, desde el punto de vista cultural, está muy bulliciosa, está emergente, pasan muchas cosas y cada vez más buenas. A nivel de actividad y de programación, esta temporada está habiendo una oferta variada, diversa y con bastante calidad para una ciudad del tamaño de Córdoba. Más allá de los festivales ya establecidos, hay un montón de iniciativas, muy atomizadas, eso sí. Y no sé si eso es bueno o no, yo creo que sí es bueno; hay muchas iniciativas y eso está bien. Yo creo que mientras eso siga sucediendo y siga creciendo será mejor para todos.



Y en este sentido, ¿qué puede aportar La Inaudita en este despertar cultural de la ciudad, que ha pasado del estancamiento en un tipo de oferta muy concreto a una actividad mucho más abierta y variada?


Bueno, es que yo no sé si Córdoba estaba estancada en un tipo de cultura determinado. A lo mejor niego la mayor. Yo me mudé aquí en 2015, pero creo que siempre ha habido un montón de iniciativas diversas, a veces con más predicamento y a veces con menos, a veces con más potencia y a veces con menos. Sí es verdad que ahora, cuantitativa y cualitativamente, parece que las cosas están bullendo con más potencia.

Nosotros podemos ofrecer lo que ofrecemos. Nuestra oferta es clara. Ofrecemos programación con cadencia mensual y semanal. Desde el 1 de junio que inauguramos La Inaudita hasta el 31 de diciembre, contando con el cierre de verano, hemos ofrecido casi cuarenta eventos culturales desde un espacio privado: lecturas poéticas, presentaciones, conciertos, exposiciones... Hemos hecho casi de todo. Eso es lo que ofrecemos. Y no vamos a parar.



Para terminar, permítame que, como a todas las personas a las que entrevistamos, le pida que nos recomiende un libro, un disco y una película.


Libro: 1280 almas, de Jim Thompson. Novela negra negrísima.

Película: El imperio contraataca.

Disco: House of the holy, de Led Zeppelin.